24 sept 2008

La exposición



Sentada en la cama, mirando al suelo, con el armario abierto de par en par, pantalón corto y descalza y Úrsula dando vueltas como una loca...
- Niña... estoy pensando... - ¿Tú, pensando? Eso si que es un buen chiste.- Me interrumpe ella. - Que graciosilla está hoy el pulpillo... Jajajaja. No, en serio... que digo que este finde no tengo ganas de hacer lo mismo de siempre. Estoy hasta las narices de ir a los mismos bares, bailar las mismas canciones cuatro o cinco veces por noche y ver a los mismos babosos... Asi que ya puedes ir pensando en qué hacer...
- Ahora que lo dices...- Revolotea por toda la casa revolviendo todo lo que tiene a mano, mira con rapidez entre los miles de papeles que hay sobre la mesa, vuelca el contenido del bolso sobre la cama, parece que está buscando algo...
- Esta misma semana me dieron un par de invitaciones para una exposición o algo parecido, pero... no sé ni qué día es, ni dónde lo he metido... Juraría que... ¡Aquí! - Saca un par de papelitos arrugados, los estira como buenamente puede y los lee.- Si, esto es: GRAN INAUGURACIÓN, VISITA NUESTRA bla, bla, bla... VIERNES 20, 20.30 C/ OURENSE, 15, ¿Qué te parece?
- Suena bien, ¿de qué es?. - Ni idea, la verdad... pero ya sabes como son en mi trabajo... ¡tenemos entrada para todos los eventos sociales!
- Bueno, pues ya tenemos plan para el viernes... algo es algo.

La semana pasa lenta, y en la oficina es una locura, hay una chica nueva, y cómo no... me tienen de profesora... se me acumula el trabajo, los papeles invaden mi mesa y he cambiado los cafés de media mañana por las pastillas para el dolor de cabeza...
Por fin llega el viernes. Estoy tan liada que me olvido hasta de mirar la agenda, menos mal que Úrsula me conoce y me manda un mail recordándome que esa tarde era la inauguración. Hemos quedado a las 19.45, espero que me de tiempo, tengo que ducharme y aún no sé ni qúe voy a ponerme... El día se me hace eterno, estoy deseando salir y notar el aire fresco en la cara. Dan las 18.00 ¡hora de salir! cojo el maletín, el móvil, el abrigo y el bolso, recojo los papeles (vale, los amontono para que parezca que están recogidos...) y salgo lo más rápido que puedo de allí.

Después de 15 agobiantes minutos de atasco y cantando a voz en grito en el coche, consigo llegar a casa. Ya me puedo espabilar si quiero estar lista a menos cuarto... - Aunque... conociendo a Úrsula... no creo que ella esté preparada a esa hora...- Pienso.



Suelto todo en el sillón del salón y mientras me quito los zapatos corro a la habitación. Abro el armario y busco algo elegante para esa noche mientras me desnudo. Abro el cajón de la ropa interior... Mmmmmm... esta noche... ¡rojo! Cojo un sujetador de este color, con copas de encaje y en lugar de tanguita hoy quiero... ¡un culotte! Mmmmm... no sé si alguien disfrutará del espectáculo de la desnudez de mi cuerpo pero...
El agua caliente hace que el vapor vuele y empañe el espejo del baño. Salgo de la ducha y cojo la toalla, me voy secando mientras vuelvo al armario... El traje de satén... ¿no será demasiado...? Finalmente me decido por unas bermudas negras, una camisa blanca y la americana negra.
Me aliso el pelo, miro el reloj nerviosa, son las 19.00, aún tengo tiempo... Suena el móvil ¡Vaya por Dios, justo ahora!
- ¿Si? Si, si, ya he llegado. Sólo me queda maquillarme y bajo a buscarte, ¿vamos en tu coche o en el mío? ¿En los dos? Ah, vale, vale, ok. Entonces... ¿dónde nos vemos? Ok, ciao.
Entro en el baño y empiezo a sacar todos los neceseres que tengo llenos de maquillje... Masajeo mi cara mientras extiendo la base de maquillaje, aplico los polvos compactos, sombra de ojos, eye liner, rimmel, algo de colorete, perfilador de labios y pintalabios... ¡lista! Me miro al espejo coqueta, pongo morritos y caras absurdas... lanzo un beso al aire y guiño el ojo. La alegría se refleja en mi rostro, no hay ni un atisbo de cansancio. Las 19.35, justita, justita... Los tacones suenan con prisa por el pasillo, cojo el bolso y las llaves y cierro la puerta detrás mío.

Llego puntual al lugar donde hemos quedado, vienen unos compañeros de trabajo de Úrsula, ya están todos, sólo falta la de siempre... Marco su número...
- Oye, ¿te falta mucho? Vale, que ya estamos aquí todos. Un beso. Dice que ya está saliendo por la puerta... - Digo mientras cuelgo.
A los pocos minutos llega Úrsula. Está guapísima, todos la miran. Lleva unos vaqueros ajustados, con altísimos tacones que hacen que sus caderas se contoneen acompasadas, una camisa negra con rayas rosas, el pelo suelto y ligeramente maquillada, su sonrisa ilumina su cara. Sonrío y la miro de arriba abajo... pensamientos y recuerdos inhundan mi mente...Mmmm...
Montamos en los coches y nos adentramos en la jungla de Madrid. Llegamos a la dichosa C/ Orense... parece que va a ser una inauguración por todo lo alto, tiene buena pinta... Aparcamos en un parking público cercano. La acera está abarrotada de gente, hay un chico alto y corpulento que va cogiendo las entradas, parece de seguridad, además tiene un pinganillo de esos... Al fin nos dan paso.
El local es amplio, está perfectamente dividido para la fiesta; hay un rincón con bebidas y algo para picar, música y buen ambiente. La exposición está pasando un gran arco a modo de puerta. Luces tenues, cuadros y esculturas llenan la sala y la gente se amontona en pequeños grupos frente a las obras para comentarlas. Uno de los compañeros de trabajo de Úrsula conoce al artista y se acerca a saludarlo, ríen y charlan, se acercan al resto del grupo. Nos acompaña para ver las obras y explicarnos la intención que quería plasmar en cada una de las obras, estoy maravillada con sus palabras, Úrsula también está absorta.
Un camarero se acerca y nos trae una copa. Es entonces, cuando levanto la mirada y le veo. Está riendo, acompañado de más chicos. Es alto, tiene una sonrisa perfecta, y de pelo castaño. Mientras me sumerjo en mis pensamientos, nuestras miradas se cruzan, empieza el juego. Continuamos atravesando la exposición, entre cuadros y figuras busco su mirada. La mantengo un par de segundos y la aparto. Entre tanto Úrsula se va perdiendo con el artista, que ahora mismo... no recuerdo su nombre... Una de nuestras clásicas miradas cómplices es suficiente... Me quedo frente a un cuadro, es un balcón desde el que se ven las montañas, zonas verdes, cielo gris, a punto de llover, mi mente vuela a ese lugar que bien podría ser un rincón perdido de... Galicia, por ejemplo... Cierro los ojos e imagino que un golpe de viento me da en la cara, el olor a mar... un roce en la mano me devuelve al local, miro a mi derecha de reojo, es el chico misterioso... ha pasado por allí y... ¡por arte de magia me ha rozado! Me sonrío mientras continuo observando la figura que queda a mi derecha, no sabría describir exactamente lo que era... se queda parado frente a mi, delante de la misma obra. Los dos observamos la escultura y nos buscamos con los ojos, sonrisas cómplices, miradas sutiles... humedezco mis labios con mi lengua, doy un pequeño trago de mi copa, le miro y busco una nueva obra que admirar. Encuentro un pequeño rincón, a penas hay algo de luz, un pequeño lienzo descansa sobre un caballete, es una zona íntima, parece que intenta imitar el lugar donde se hizo la obra, con una tela blanca salpicada con manchas de pintura que oculta una puerta, también en color blanco, resaltando con el color salmón de las paredes. Alguien rodea mi cintura... levanto la vista ruborizada, es él, se presenta, su nombre es Óscar. Mantenemos una pequeña conversación breve y absurda, nos contamos pequeños detalles de nuestra vida, mi deseo crece a medida que le escucho. El movimiento de sus labios y su lengua me excita, quiero sentirlos sobre mi cuerpo... muestro el encanto que toda mujer tiene con pequeñas sonrisas, deslizando el dedo índice por el borde del cuello de mi camisa, bajando hasta tocar la piel del canalillo, sus ojos brillan al fijarse en ese detalle. Veo en sus pupilas el calor del infierno... instintivamente me acerco a la puerta y pruebo a girar el picaporte... ¡Está abierta! No hace falta que le diga absolutamente nada, simplemente sigue mis pasos, cerramos con el pestillo que hay dentro.
Parece que nos hemos metido en el trastero, es amplio y luminoso, hay marcos y material por todas partes, paletas, pinceles, un perchero con una bata...

Me empuja suavemente contra la puerta, rodea mi cuello con su mano, alza mi cabeza, me mira de arriba a abajo y besa mi pequeña nuez, abro un poco los labios, tengo la respiración agitada. Sus manos recorren nerviosas mis piernas, se cuelan entre mis muslos, desabrochan el cinturón y la cremallera del pantalón. Vuelven a subir, acariciando las solapas de la americana, desabrochandola y tirándola al suelo, huele el perfume de mi piel, acaricia el canalillo que queda al descubierto y desabrocha despacio la camisa. No deja de besarme, sus caricias me encienden.

Desabrocho su camisa y acaricio su pecho y espalda. Beso su cuello y paso mi lengua por el lóbulo de su oreja. Me sorprende introduciendo una mano bajo el culotte, acariciando mi pubis, dejo escapar un suspiro profundo cerca de su oído, pega su cuerpo al mío mientras me masturba majestuosamente, muevo mis caderas mientras me aferro a su cintura,termino de desabrochar su pantalón, deseosa de sentirlo dentro. LLeva un bóxer e color gris que no oculta ni disimula las dimensiones de su pene. Estaba totalmente erecto, era perfecto, formas perfectas y sabor delicioso... por fin acabó con mi sufrimiento, terminó de quitarme la poca ropa que me quedaba y encaramó mis piernas a su cintura, a cada embestida se me escapaba un gemido, le sentía llegar a lo más profundo, mis gemidos eran una mezcla de dulce dolor y placer, me lo hizo despacio pero con firmeza, a cada movimiento podía sentir cada parte, cada centímetro de su falo. Mis pechos bailaban al compás que mi acompañante marcaba, mis manos acariciaban sus nalgas, cambiamos de postura, me agachó frante a la puerta,de espaldas a él, agarró mi cinturá y continuó penetrándome, una de sus manos jugaba con mis pechos y mis pezones... olvidé dónde estábamos y la cantidad de gente que había afuera, me deshinibí por completo, disfruté de ese momento como hacía tiempo no lo hacía.
Me tumbó sobre el suelo y apoyó mis piernas sobre sus hombros, me besaba y acariciaba, era delicado, pero la fuerza con la que me hizo suya me desgarraba. Me estaba volviendo loca de placer, sentí el mejor orgasmo de mi vida hasta ese momento.

Cuando terminamos y nos vestimos salimos del cuarto, me agarraba la cintura y no hizo como si nada hubiese ocurrido. Enlazó su mano con la mía y me guió hasta donde estaban sus acompañantes, se despidió de ellos después de presentarme.
- Esta noche soy tuyo, preciosa.

Busqué a Úrsula entre la multitud, no la vi y no quería interrumpir su (segura) espectacular (y morbosa, por qué no) exposición de arte, así que, al no ver tampoco a sus compañeros salimos de alli. Me llevó a cenar, la noche terminó enredados en las sábanas de mi cama. Una exposición muy interesante...



1 comentario:

Lydia dijo...

Genial... Maléfica... me gustó mucho tu sitio y gracias por enlazarme. Yo hice lo mismo... te vendré a ver por aqui.
Me encantó esta historia, porque además lo detallaste todo al milímetro, con sensaciones que no siempre se cuentan y que agrandan el relato, por no hablar de esos momentos cálidos, una mano metida en el culotte acariciando el pubis, creo que eso fue el momento más álgido... uffff...
He notado en el título algo raro... ¿es así a propósito?
Bueno, pues encantada de que compartamos estas experiencias y nuestros pequeños rincones.
Un besazo.

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