26 dic 2012

Escapada fugaz

Había caído la tarde y me disponía a montar en el coche. Miré apresurada el reloj y coloqué el GPS en la luna.

Abroché el cinturón, arranqué el motor y subí el volumen de la radio. Bajé un poco mi ventanilla mientras me encendí un cigarro y emprendí el no corto camino, que me llevaría a lo que esperaba fuera, una tarde de placer en compañía de un viejo amigo.

Como era viernes, víspera de puente, y además llovía, la carretera iba cargadita. Menos mal que salí con tiempo de casa. Había quedado con Diego a las 20.30, que era cuando cerraba la tienda de telefonía en la que trabajaba y la última vez llegué cuarenta y cinco minutos tarde, porque me perdí, evidentemente...

Iba entretenida pensando en lo bien que lo pasamos la última vez. Recordando lo caliente que fue el encuentro. Un polvo rápido si, pero fantástico. Me pidió que llevara taconazos y le di el gusto. Me planté un vaquero ajustadito, y una camiseta de tirantes escotada. Según entré, me metió en el baño y me pidió que me tocara mientras me grababa. Al principio no me hizo mucha gracia, pero... me dejé llevar. Cuando él ya estaba a tono, dejó el móvil en el mostrador y vino decididamente hacia mí. Se puso de rodillas y comenzó a besarme los muslos y a lamer mi entrepierna. Abrió mis piernas todo lo que daban y continuó con su lengua haciendo maravillas. Estaba empapada, me puso de pie y de espaldas a él, se apresuró a abrir mis glúteos e introdujo en mi su duro miembro. Mientras me penetraba, también introdujo un dedo en mi trasero. Me estaba volviendo loca y él se dio cuenta de ello.

Estaba inmersa en esos recuerdos, y cuando me quise dar cuenta, ya estaba buscando aparcamiento cerca de la tienda. Ese día, me propuse darle una sorpresa a Diego, Me puse un vestido que cubría hasta la mitad de mis muslos, y unas botas altas. Nada más. Dejé la ropa interior en casa, supuse que eso le gustaría. Entré en la tienda como una clienta más, él estaba atendiendo a un par de jóvenes. Me paseé por delante del mostrador, siempre pendiente de que el abrigo no se moviera de su sitio y se viera la sorpresa que le tenía escondida. Por fin se vació la tienda. Mientras despedía a los clientes me echó un vistazo, mírándome de arriba a abajo. Miré al suelo como una niña buena mientras me quitaba el abrigo y lo apoyaba en una silla. Esperé a que cerrara. Mientras yo echaba un ojo a un catálogo, hizo la caja, apagó las luces y cerró la puerta con llave. Me acerqué a él por detrás y cogí una de sus manos, la llevé debajo de la falda para descubrirle su sorpresa. Se giró sobre sí mismo sonriéndome. Creo que le gustó bastante.

Me empujó suavemente contra el mostrador, me senté en él y abri las piernas mientras aflojaba su cinturón. Conseguí quitárselo y le bajé el pantalón. Pasé mi mano suavemente por encima de su paquete, que crecía por momentos. Nos miramos a los ojos y mantuvimos la mirada. Introduje la mano bajo el calzoncillo y terminé de bajárselo. Empuñé su polla, estaba deseando meterla en mi boca pero en lugar de eso, tiró de mis caderas hacia él, dejandome al borde del frío cristal y me embistió allí mismo. Sacó los pies de los pantalones, que habían caído sobre sus deportivas y me llevó en brazos hasta el baño.    

No hizo falta terminar de desnudarme. En brazos como estaba, me penetró hasta el fondo, rodeé su cuello con un brazo, mientras con el otro me apoyé en la pared. Un par de embestidas más y me dio la vuelta, acarició mi espalda, que se arqueaba a su paso y mordió mi hombro con deseo. Creí que me derretiría de placer. Entró por detrás rápido, estaba tan lubricada que a penas le costó. Me embistió fuerte, haciéndome golpear con el puño la pared. Le sentía tan adentro. Notaba cómo la cima de su sable golpeaba en mi interior, yo mordía mi labío inferior mientras él amasaba mi pecho y mordía suavemente mi hombro acompasado por la fuerte penetración. Yo me dedicaba a sentirle, disfrutándolo. 
De repente, y en el mejor momento, noté cómo se vino dentro de mi culo. Sus embestidas aflojaron, igual que su respiración, apoyó su cabeza en mi espalda arqueada y suspiró. él quedó satisfecho, yo inmóvil. Sacó lo que hasta hacía unos segundos estaba duro y erecto en mi interior y empezó a vestirse de nuevo.

Estaba perpleja. ¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo?
Ni corta ni perezosa le pregunté si pensaba dejarme así, esperando, sinceramente, a que prosiguiera con alguna de sus artes amatorias (bien me servía la boca, que las manos...que lo que fuera, con lo cachonda que estaba...) a lo que me contestó, sin cortarse un pelo... ¡QUE SÍ! ¡Que tenía prisa!
Aún sin creermelo y con cara de idiota, cogí mi abrigo y mi bolso y me peiné un poco con las manos, esperé a que abriera y me fui de alli sin despedirme.
¿Prisa? ¿Hola? Prisa tenía yo, que me había comido 60 km para ir a verle, ¡y ahora me quedaban otros 60!
Podéis imaginar mi cara... y mi decepción... y encima eso no fue todo. Cuando salía de la tienda, me soltó un "Gracias por todo" Que me dejó petrificada. ¡Encima recochineo!

Para tener amigos así, ¡me quedo con mi vibrador!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Disculpame que te escriba a través de este medio, pero me pareció la manera más rápida y sencilla de comunicarme con vos. Mi nombre es Marcos, tengo 27 años, soy dueño del blog "Tus Confesiones 2" y quería invitarte a hacer con tu página y la mía un intercambio de links (publicitarnos mutuamente). Es decir, en algún lugar de tu página aparecerá una imagen o un texto publicitando mi página web y en la mía una imagen o texto de la tuya.
La cantidad de gente que entra a mi sitio web es bastante, pero me gustaría que gente nueva que no nos conoce pueda hacerlo. Y aprovechando que la temática de tu página es similar a la mía, te tiro la idea de la publicidad. Espero aceptes, pues siento que va a hacer una buena opción para ganar visitantes en nuestros respectivos sitios.

Para que la cosa sea más equitativa, mi idea es hacer cambio x cambio respetando el formato. Es decir, si tu me envías una imagen para que publicite tu página yo te enviaré una imagen para que publicites la mía, si tu me envías texto yo haré lo mismo.
Si me envías una imagen tratá de que no sea muy grande, tampoco es conveniente demasiado pequeña. En el caso de que tú me envíes una imagen, yo haré lo mismo y te enviaré mi imagen en las mismas dimensiones de la que tu me has enviado.

La dirección de mi página web es:
www.tusconfesiones2.com.ar
...y para contactarte conmigo o enviarme tu publicidad hazlo a:
tusconfesiones2@hotmail.com

Espero aceptes la propuesta, y no creas que dejé este mensaje tratando de publicitarme. Una vez que lo hayas leído y hayas tomado nota de las direcciones, si quieres puedes borrarlo o eliminarlo.

Daviblio dijo...

Me gusta como escribes. Es excitante leerte.

Saludos.

Maléfica dijo...

Muchas gracias, Daviblio! Es todo un placer para mi, que os exciteis leyendome.

Un beso muy largo y húmedo!

rodrigo fuster dijo...

Se acomodo en el sillón y se desabotonaba la gabardina nuevamente, de un golpe suave, la abrió, ella seguía desnuda, con los mismos pezones erectos pero ahora con la luz suficiente para ver su sexo delicado y un tatuaje con forma de estrellas en la pelvis.
Iba a preguntar que tenía que hacer, pero sus labios ya estaban sobre los míos, su cuerpo desnudo me estaba recostando en el sillón y mis manos la tocaban desde las piernas hasta sus senos y mi erección cobro más fuerza, ella bajo el cierre de mi pantalón y metió la mano para liberar mi sexo, punta mojada ya, ella se fue acomodando para lamerlo con delicadeza mientras sus largas uñas me arañaban.
Su boca me llenaba de placer, sus manos me llevaban al límite, y su cuerpo desnudo me tenia a sincronía, su pelvis depilada estaba rozando mi sexo y ella estaba decidida a llevarla al límite.
Me acomode la ropa, ella se puso la gabardina oscura, así, desnuda por debajo, salimos del privado a la barra, pague al salir del bar, el aire corría y por momentos con el caminar, la gabardina se levantaba un poco pero a ella no le importaba, llegamos al hotel donde ella y yo nos poseeríamos con desenfreno.
Nadie en mi vida jamás me ha hecho lo que ella, no alcanzaría a describir, lo que hicimos en esa cama, solo puedo decir, que sólo en la habana puede ocurrir.

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